Se cuenta que en un país de guerra vivía un rey que le producía espanto a sus prisioneros. No los mataba. Los llevaba a una sala y los colocaba en todo el centro. Al lado izquierdo veían un grupo de arqueros y al lado derecho una enorme puerta de hierro con figuras de calaveras cubiertas de sangre. Les decía: “Ustedes pueden elegir entre morir flechados por mis arqueros o pasar por aquella puerta de hierro delante de mí”. Todos los prisioneros elegían morir flechados. Al terminar la guerra, un valiente soldado le preguntó al rey: ¿Qué había detrás de la asustadora puerta?… Ve y mira tú mismo. El soldado temerosamente fue abriendo la puerta y a medida que se abría, los rayos del sol aclaraban el ambiente. Y finalmente él descubre sorprendido que la puerta se abría sobre un camino que conducía hacia la libertad. El soldado admirado, miró al rey y éste le dijo: ¡Yo solo les brindaba la elección y ellos preferían morir, en vez de arriesgarse abrir la puerta de la libertad!.
¿Qué nos muestra todo esto? Que hay muchas puertas que dejamos de abrir por miedo al fracaso.
El temor pocas veces logra buenos resultados.
Reflexionar en todo lo que Dios ha hecho, fortalece nuestra fe en que Él es capaz de llevarnos al paso siguiente. Por lo cual, nuestra fe, es la llave que abre entre muchas, la puerta a la libertad del temor.
Nuestra fe en ocasiones es débil y olvidadiza; así que necesitamos recordar que Él nos está dirigiendo. Por lo cual quiero recordarte ahora que podemos confiar en Él más que en costumbres, personas o soluciones pasadas.
Hay muchos sueños y proyectos que se quedan a mitad del camino de nuestras vidas porque tuvimos temor de abrir la puerta a lo que sería vivir una vida de bendiciones en lugar de fracasos.
El miedo puede llegar a determinar nuestro estilo de vida. La Biblia nos enseña: “El temor del hombre pondrá lazo; mas el que confía en Jehová será exaltado” Prov. 29:25.
Mis amados hermanos, el miedo es para el reino de las tinieblas, lo que la fe es para Dios. La sentencia esta en la palabra divina dada a nuestras vidas y nos dice que Dios no nos ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio (2 Timoteo 1:7).
“La fe radical nos llevará más lejos que el temor irracional; el temor paraliza, pero la fe nos energiza.” ¿Tienes fe? Pues ¡anda, abre la puerta!
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