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Foto del escritorPastora Glenda Liz Amador

¡SIGUE TOCANDO!

Actualizado: 19 dic 2020



En ocasiones, se presentan en nuestra vida diversas oportunidades y sabemos que está en nosotros la decisión de tomarlas o no. Aunque sabemos que los resultados pueden no ser exactamente los esperados, aún así muchas veces nos lanzamos a la aventura de la conquista o del triunfo.

Si es así en nuestro diario vivir, con cosas tan cotidianas como: un cambio de empleo, el comienzo de una carrera, la compra de un auto, la coordinación de nuestras vacaciones, entre otras, ¿cuánto más importante y arriesgado puede ser la toma de decisiones en lo que asuntos espirituales se trata?

En esta mañana la voz de Dios, que hoy comparto en Mis Letras va dirigida a quienes con mucha valentía aceptaron retos espirituales y llamados ministeriales por parte de Dios, pero hoy ya no quieren seguir.

Quiero compartirles una pequeña historia. Una madre, intentando dar ánimo a su hijo, a quien no le iba muy bien en sus clases de piano; le lleva al concierto de un joven pianista. Mientras su madre saludaba a alguien más, el niño cansado de esperar, se levantó de su silla y comenzó a explorar el lugar hasta llegar a una puerta que decía: “PROHIBIDA LA ENTRADA”. Las luces se apagaron y el concierto estaba a punto de comenzar; la madre, al regresar a su lugar se percata de que su hijo no está…se abren las cortinas y las luces cayeron sobre un impresionante piano de cola Steinwey en el escenario; en total espanto, vio a su hijo sentado al teclado, tocando las notas de “Mambrú se fue a la guerra”

En aquel momento, el maestro y joven pianista hizo su entrada, rápidamente fue al piano y susurró al oído del niño; “no te detengas, sigue tocando”. Entonces, extendió sus manos sobre el teclado y comenzó a llenar las partes del bajo y añadió un bello arreglo de melodía. Juntos, el maestro y el pequeño aprendiz, transformaron una situación embarazosa en una maravillosamente creativa. El público emocionado, aplaudió puesto en pie.

Cuando puertas se presentan delante nosotros, muy bien podemos verlas con rótulos que digan “PROHIBIDA LA ENTRADA”, pero si esas puertas son puestas por Dios, tendrás que atravesarlas. No es mucho lo que podemos conseguir por nuestra cuenta; quizás no consigas realizar una melodía muy fluida. Pero, con las manos del Maestro, las obras de nuestras vidas pueden ser verdaderamente maravillosas.

Dice la escritura en 1 Samuel 16:14-18 El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte de Jehová. Y los criados de Saúl le dijeron: He aquí ahora, un espíritu malo de parte de Dios te atormenta. Diga, pues, nuestro señor a tus siervos que están delante de ti, que busquen a alguno que sepa tocar el arpa, para que cuando esté sobre ti el espíritu malo de parte de Dios, él toque con su mano, y tengas alivio. Y Saúl respondió a sus criados: Buscadme, pues, ahora alguno que toque bien, y traédmelo. Entonces uno de los criados respondió diciendo: He aquí yo he visto a un hijo de Isaí de Belén, que sabe tocar, y es valiente y vigoroso y hombre de guerra, prudente en sus palabras, y hermoso, y Jehová está con él.

David pudo haber decidido quedarse en el campo con sus ovejas; pero se presentó una puerta que podía ser prohibida para alguien campesino como él. Sin embargo David se lanzó a atravesarla y a tocar su arpa frente al rey Saúl, quien era atormentado por un espíritu malo. Este espíritu hizo que Saúl enviara una lanza contra David mientras tocaba…Otro día aconteció que el espíritu malo de parte de Dios tomó á Saúl, y mostrábase en su casa con trasportes de profeta: y David tocaba con su mano como los otros días; y estaba una lanza a mano de Saúl. Y arrojó Saúl la lanza, diciendo: Enclavaré á David en la pared. Y dos veces lo evadió David. (1 Samuel 18:10-11) La respuesta está en el verso 11 y dos veces lo evadió David.

La próxima vez que te decidas a realizar grandes hechos, a favor de Quien te llamó y te encuentres al borde de abandonar, sintiendo, vergüenza, el temor al fracaso o a la muerte; evade, como lo hizo David y escucha atentamente la voz del Maestro susurrando a tu oído “No te detengas, sigue tocando”. Siente como sus manos te acompañan, haciendo de tu frustrado momento o melodía ministerial , una maravillosa obra creativa.

Si el espíritu del príncipe se exaltare contra ti, no dejes tu lugar. Eclesiastés 10:4

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